Navidad, dulce Navidad

Definitivamente, Torres-Dulce ya no está en su sitio. De aquí poco, la Infanta Cristina sí estará en su sitio. Así empiezo porque quiero acabar con un “y finalmente os deseo felices fiestas”; un toque de positividad ante tanto esperpento.

Ha sido un año “fantástico”, con mucho temario político, muchísimo. Me atrevería a decir que quizá uno de los años “más políticos” de la historia de España en las últimas cuatro décadas. Renunció el Rey Juan Carlos, murió Adolfo Suárez, la cuestión catalana (la espectacular “vía catalana” incluida) está a las puertas de algo importante, la irrupción de Podemos (que quizá aún cambiará más la cara al estado español), la corrupción (continua igual), el Ébola (que parece que ”¿ ya ha desaparecido?”), etc.

Podría continuar haciendo un resumen del año que dejamos atrás, pero me quiero centrar en el año entrante, principalmente en todas las elecciones que nos esperan y de cualquier tipo. Veremos muchas campañas de marketing (de hecho ya las estamos viendo) y alguna que otra cortina de humo. Que sería sin ellas para los políticos incoherentes, de hecho se mueven entre ellas, como fantasmas.

También mencionar que, en estos días, la imagen de felicidad en muchos hogares españoles será aún más dura, quizá porque estos fantasmas se han dedicado a lo que son, fantasmas. Menos mal que la vida avanza y casi siempre el pueblo tiene una buena aspiradora para quitar estas cortinas y de paso llevarse algún fantasma.

En épocas navideñas, la sensibilidad sale a flor de piel. Todos estamos más compasivos, cordiales y afectuosos. En el marketing político (y se podría extrapolar al empresarial), es diferente; sí son personas, pero actúan como robots (o por intereses). De ahí que cada vez más se utilicen plataformas sociales para expresarse o hacer comunicados, en lugar de hacerlo en persona. ¿Es el futuro? Creo que sí. La comodidad prima y mucho.

Un último apunte: el 2015 será el año récord de promesas. ¿Quizá por qué podremos votar?

Felices Fiestas

 

(Artículo original de LaVanguardia.com)

Xavier Badia

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