Estamos viviendo días de “tiras y aflojas”, de pasarse la pelota de un tejado a otro a ver quién decide primero. En negociaciones siempre nos encontramos con estos entes, de más o menos envergadura pero de igual importancia. Los griegos, tan fuertes e inteligentes ellos en el pasado, son ahora más débiles por una deuda que les ahoga cada vez más. Y es que seguramente nos encontramos en los meses previos a otro “tratado de Londres” (como el del 1953) en favor de Grecia para que ocurra de nuevo otro milagro, en este caso, el milagro Heleno. Entonces ya podremos oír hasta a los propios espartanos gritando: ¡viva Grecia!
Supongo que para llegar a un acuerdo, no formularán una pregunta como la de Unió Democrática, porque no están para enredarse más. En cambio, UDC quizá necesita esa imagen que ha mantenido siempre de pisar aquí y allá. Una imagen que la tienen bien cuidada y que les sirve como un buen chubasquero. Quizá para el 27 de Setiembre sí que les caerá un buen chaparrón y se les romperá dicho chubasquero. Ya veremos.
Donde oí la expresión “¡viva grecia!”, que de hecho es por esta razón por la que he titulado este artículo, es por la imagen desastrosa de organización de Alemania (cosa inimaginable en un país jerárquico y ordenado) en la vuelta de los aficionados del Barça de Berlín. Yo mismo puedo describir en primera persona el caos que se vivió. Empujones, insultos, alboroto y el citado “¡Viva Grecia!” fue lo que más se oyó en ese impropio hangar para unos aficionados que venían felices de ganar el trofeo europeo (y menos mal).
Al final, entre “tiras y aflojas”, preguntas que no entienden el significado ni los propios interlocutores o el “¡viva Grecia!” final, me quedo con éste último ya que al menos ensalzo el recuerdo de los clásicos helenos.
(Artículo original de LaVanguardia.com)
