Está claro que cuando algo no te gusta, no lo haces. Si quién lo hace es un tercero y tampoco te gusta, pues depende de muchas variables (confianza, estima, aprecio, etc.) y quizá tampoco lo harás. Pero a veces tienes que ceder en contra de tu propia voluntad. Esto es lo que le ocurrió al Sr. Rajoy el pasado 9N y ahora debido a la “fuerza del lado oscuro” tiene que dar un golpe encima de la mesa para denotar quién manda aquí.
Del mismo modo, también ocurre lo mismo respecto al Sr. Mas. Ante ayer hizo un acto de fuerza e imagen de poderío. Y lo hizo él sólo, demostrando o haciendo ver que es su idea, sólo suya, con una puesta de escena estudiada, bandera de Catalunya detrás suyo (se encontró a faltar la de Europa, pensando desde un punto de vista “marketiniano” y de futuro, dicho sea de paso) y más de 3.000 personas jaleando su discurso.
Se podría decir que, aunque queda mucho tiempo y muchas cosas aún por pasar, al Sr. Mas sólo le queda moverse ya entre dos escenarios. Por una parte se situaría en la película “Solo ante el peligro” o por la otra, la obra teatral de Lope de Vega “Fuenteovejuna”. Me inclino más por la segunda ya que deriva de un hecho real de un conflicto social de un pueblo.
Lo que queda por descubrir es si se conseguirá que vayan “todos a una”, o primarán más las doctrinas partidistas. También será importante saber los puntos clave que quedan por resolver y como se enfoca el futuro “sí” o “no” desde una perspectiva de marketing, es decir, cómo harán las dos partes para ganarse el “sí” o el “no” al futuro estado (si lo hay), porque esperemos que se pueda dar el caso de decidir, sino significaría que el gobierno del Sr. Rajoy habría actuado, esta vez “a tiempo”, con una imagen de “fuerza”.
Asimismo, éste nuevo acto del Sr. Mas acaparará el futuro inmediato de Catalunya, pero ha dejado claro que ya no esperará al Gobierno Central, ya no esperará más a propuestas que puedan venir con un pan debajo del brazo. Es más, ni siquiera si le “cobran por un café 21€” (ya no hay concierto económico que valga).
Es curioso como aún, a día de hoy, y con todo lo que está cayendo (sobre todo con los casos de corrupción y la cuestión catalana), no haya hecho ningún discurso oficial el Rey Felipe VI. Es más, estas últimas semanas parecen personajes famosos que se pasean por el mundo, pero que no tienen nada que ver con la política española ni el futuro de España, como si no les importara.
¿Quizás forman parte de la casta? Sospecho que sí.
