El título del artículo podría ser perfectamente el pensamiento de un Director General para buscar nuevos retos, incrementar los beneficios y aumentar la cuota de negocio. En eso los mercados lo saben perfectamente: cuando van baldadas, lo primero es intentar vender al exterior para sobrellevar la debilidad interior.
Políticamente hablando, ocurre lo mismo en cierta manera: la internacionalización da más cuerpo, más fuerza a los diferentes ítems que se quieran potenciar y más notoriedad para afirmarse en la posición.
Por lo que, cuando surgió la cuestión catalana, desde aquí lo más importante era internacionalizar el caso: hacer reuniones con altos cargos públicos de Europa y (si se podía) de Estados Unidos, tener mítines para explicarlo en conferencias prestigiosas, aparecer en todas las fotos que se pudiera con personajes del mundo empresarial, etc.
Ahora vemos que “Podemos”, también empieza a seguir la estela de las clásicas campañas internacionales con tal de tener más soporte, establecer contactos, darse a conocer y sobretodo dar una imagen de líder “actual y actualizado” (dentro de los estándares “progres” que quiera dar).
En cambio, por contrapartida, también se puede internacionalizar (más) mal: desgraciadamente la guerra en Ucrania sigue (ya que la lucha continúa en algunos frentes) y no ha servido de nada los acuerdos firmados por los mandatarios Europeos y Americanos porque, como estamos viendo, han sido sobre papel mojado.
Por lo cual, hay que saber cómo y cuándo ir al exterior a buscar beneficios e intereses. No siempre funciona el hecho de difundir sin más porque hasta se puede obtener el efecto contrario.
Porque para acto «más internacional», ya tenemos a la misión Mars One.
(Artículo original de LaVanguardia.com)