No me chilles que no te veo

Obligada mención en los tiempos de actualidad (para poner un poco de comedia a la situación) a la gran película de malentendidos y sinsentidos del gran Willy Wilder (recientemente fallecido) y del no menos Richard Pryor. Una película que perfectamente puede ser real (metafóricamente hablando), puede que la estemos viendo cada día y ni nos demos cuenta. Me explico.
Después de un caluroso y “tranquilo” verano, por eso de que no ha habido elecciones en julio ni agosto (quizá sí las tendremos en Navidad), volvemos a las andadas. Seguimos con el sistema político español bloqueado, que se mueve a bandazos sin ningún rumbo fijo. Ahora en otoño habrá mucha carga comunicativa y social, mucho mensaje de arrastre con tal de que a principios de invierno consigan la preciada poltrona.

Para poner más salsa al asunto, Pedro Sánchez hizó un movimiento estratégico de forma que era o él o los «viejos zorros». Quizá para desenmascarar de forma pública a sus opositores o para caer de pie. Y cayó, pero sentado. Además, a esto hay que sumarle que públicamente se ha reafirmó en intentar un gobierno de izquierdas, cosa improbable ya que habría que sumar muchos hándicaps, como por ejemplo el del Referéndum en Catalunya (tema sagrado e intocable en España) por lo que la estrategia de marketing para ganar tiempo y posicionarse como único candidato válido al PSOE e ir a unas clarividentes terceras elecciones generales quedó desfasada y ahora ya hay camino libre hacia la abstención en favor de un gobierno popular.

Mientras, al otro lado del charco, las estrategias para contrarrestar al rival no tienen límite. El marketing político americano es de otro nivel, y lo vemos en todas las campañas a la presidencia. Lo último ahora es aparentar perder el primer debate, para luego sacar la artillería pesada y “acabar ganando” (también en imagen y confianza) ya que, como en el mundo del deporte, quién viene detrás con fuerza y confianza tiene las de ganar, y si es con remontada incluida mejor, más solvente se aparenta. Pero como bien dicen los expertos americanos, con Donald Trump te puedes esperar cualquier resultado posible.

Ya lo ven, con todo este tinglado, aún iremos del “no me chilles que no te veo” al “no me votes que no te gobierno”.

 

(Artículo original de LaVanguardia.com)

 

Xavier Badia

Un comentario sobre «No me chilles que no te veo»

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