Recuerdos Transicionales

Me da que el camino está escrito. Presiento que las letras están bien asfaltadas. Tenemos de nuevo una negativa del Tribunal Constitucional, esta vez a la declaración de soberanía nacional por parte del Parlamento Catalán. No era de extrañar, o mejor dicho, era hasta cierto modo esperable esta respuesta (de hecho, ya estaba suspendida). Pero lo que sorprende es que esta negativa (que la ha impulsado el Gobierno) no ha sido en su totalidad, sino que lo más importante, el derecho a decidir, “no lo han tumbado”, sino que han dejado la puerta abierta para poder entrever algo.

Quizá es el preludio o la preparación a una actualización de la Constitución, quizá se están acomodando los cimientos y concienciando poco a poco que hay que cambiar algo, pero claro, de forma disimulada, para que no quede eso de que “se hace de sopetón y porque sí”.

Estos días de recuerdos transicionales, nos viene a la mente con facilidad que la Constitución del 78 fue aprobada por amplia mayoría. Un respaldo de todo el pueblo español en una época de grandes esperanzas en el que lo más mínimo se transformaba en lo más grande.

Es increíble cómo en tan sólo tres o cuatro días, Adolfo Suárez, que había sido constantemente apuñalado, olvidado, maltratado (y no quiero seguir porque suenan muy mal todos estos adjetivos), se ha convertido en el gran padre de la transición, en el héroe de la transición. Han salido a la palestra grandes personalidades que lo han loado hasta el más allá por el simple hecho de seguir la corriente de opinión del pueblo.

Pero lo que no se dan cuenta es que como casi cada día, entran en la trampa del marketing de imagen, de la sociedad de hoy en día que hace y deshace las cosas sin miramientos y a por todas. Porque nos importa más la imagen que nosotros mismos, lo que podemos ser o parecer a lo que realmente somos. Somos así de simples, pero quizá nos guste. Me parece que en mis recuerdos transicionales no aparecen éstos ítems, será porque antes éramos más simples, o quizá porque no estaba tan explotada la imagen o simplemente porque seguimos en transición a pesar de que ya han pasado casi cuarenta años.

Por cierto, la concordia fue, es y será posible en una sociedad civilizada.

(Artículo original de LaVanguardia.com)

Xavier Badia

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