Cuando a veces uno no sabe cómo escapar, siempre están las palabras, las frases, las expresiones. Pero corre el peligro de que las propias palabras dichas, se vuelvan en contra; porque deben saber que hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la flecha lanzada, la oportunidad perdida y la palabra pronunciada.
A falta de una semana y media para las elecciones en Catalunya, toda la maquinaria de las dos partes está engrasada y funcionando. Pero creo que a toda máquina aún no va, creo que nos deparan días de increíbles y sorprendentes noticias, ya verán. Se han lanzado ya muchas flechas entre sí, por las dos partes (y las que aún quedan por lanzar), sin resultado ninguno.
La oportunidad (según unos) que tiene Catalunya es única, crearse como nuevo estado en el mundo no se tiene todos los días. Por eso, la tienen que aprovechar e ir a por todas. Sobretodo el señor Mas, que si no lo consigue se quedaría a la estacada. Con la gran campaña mediática que despliegan junto con las asociaciones y asambleas de por medio, no pueden fallar, más bien parece la última carta de en la última partida de póker. Veremos.
Por otro lado, la oportunidad de España para aplacar el nacionalismo catalán también es única, con todas las manifestaciones que ha habido, si el 27-S no ganaran los partidos soberanistas, quedarían con mucha fuerza y aplacarían, como el lancero al toro de Tordesillas, a Mas y compañía.
Por último, la palabra pronunciada es lo más común en tiempos electorales. Como es normal, el estado español presume y busca apoyos internacionales, saben que es lo más importante en esta carrera hacia la meta. En eso tienen las de ganar: con gran acierto un movimiento estratégico y de imagen han conseguido que Obama, el máximo estandarte político a nivel mundial, le ha hecho un flaco favor a su “amiga” España. Pero ¡ojo!, el mismo Obama hizo un discurso en la ONU defendiendo y justificando la libertad de la autodeterminación de los pueblos. Entonces, ¿con cuál discurso nos quedamos?
Los estrategas de las dos partes aún no han dicho la última palabra y se verán grandes maniobras de marketing con tal de ganar esos votos de los indecisos, que a la postre, serán los que decantarán la balanza. Seguramente en estas elecciones clave para la historia de España se empleará el juego sucio, por las dos partes, seguro, y de todo tipo. Habrá que ir con cuidado con qué mentiras y con qué falsedades nos harán creer.
Pero aun así, y referenciándome en otro gran icono de la política americana, me quedo con Abraham Lincoln, pues dijo que “se puede engañar a todos durante un tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo». Pues eso, a esperar a ver qué jugada nos espera y a quién creemos.
(Artículo original de LaVanguardia.com)